Todo centro conlleva una periferia, y todo núcleo, un perímetro. Alrededor de los ejes en torno a los cuales giran las narrativas del país, quedan remanentes que han sido desechados por considerarse residuos, sobras de aquello que se supone realmente importante. Es así que se crean espacios narrativos como la ciencia ficción, la literatura extraña, el bizarro o la literatura experimental, multiversos con sus sustancias y entes, con sus satélites y pliegues.
Es así que surge Ediciones Vestigio: recuperamos y creamos remanentes de literatura periférica a través de cada una de nuestras colecciones, y estamos en búsqueda constante para mostrar ese otro mundo, una literatura transgresora que juega con el género especulativo y lo lleva mucho más allá, a lugares ocultos ante el mundo.
Nuestro primer acercamiento a los vestigio es la colección Nigredo, que traduce a la noche compleja e intrincada del bizarro: una literatura que, desde el exterior, nos enfrenta con los demonios foráneos.
La segunda parte de Vestigio es una combinación de contrapuestos que, entre la cultura popular anglosajona y el realismo latinoamericano, ha purificado ese híbrido monstruoso llamado el new weird latinoamericano.
La síntesis, la concreción de un yo que lee mientras escribe, es el Rubedo, nuestra colección que corresponde a la imagen del espejo deformado: la posible escritura colombiana que vive en la periferia.
El uróboros de nuestras escrituras se cierra con Teratoma, una ofrenda sacra a las formas y las estructuras donde todo inició: el pulp. Es la dimensión de la alquimia contenida en un formato que se lleva como escudo protector, como amuleto contra los conjuros de lo real.